Friday, June 19, 2009

Crocknicas Marcianas: Algo emocionante

Ésta columna que leo tradicionalmente cada viernes nunca me había emocionado tanto creo, salvo el artículo en el que Joselo siempre miraba al cielo para buscar ovnis. Me emocioné tanto que apareció el ojo Remi y una gran sonrisa en mi cara e inmediatamente pensé en compartirlo con ustedes, que además de que compartimos una gran amistad con mucho amor, compartimos el gusto por cafeta…

Normalmente después de que voy a un concierto dejo de escuchar a la banda por un rato… pero ahora no puedo dejar de escuchar a café tacuba… que fuerte, me cuesta trabajo aceptar que hay cosas que me ponen tan vulnerable como mi banda favorita.

Ya quiero que salga el documental y los libros…. Can´t hardly wait!!!

Espere como loco ésta columna… y no me decepcionó… bueno ya, sin más preámbulos se las dejo…
Los quiero mucho a todos.

Invierno.FUnk

Pd- voy a subir esto a mi blog para siempre recordarlo, pero antes quería mandarlo a uds como un pequeño detallle.


19-Jun-2009
Crocknicas marcianas
Joselo
Graduación

Algo pasó, además de la música, el pasado sábado 13 de junio en el Foro Sol. Las reseñas en la prensa tienen contabilizadas las canciones, las horas y minutos exactos, el número de desmayadas y desmayados, las frases que Rubén dijo, la descripción de los artículos pirata y hasta el costo de un boleto en reventa. Estuvimos más de tres horas y media tocando en el escenario ante 55 mil personas que pedían más y más.

Eso, de alguna manera, son los hechos tangibles. Lo demás es casi imposible describir. Tiene uno que usar palabras como vibra y energía, que en realidad no sirven de mucho.

Somos seres humanos hechos de carne y hueso, pero algo mueve a todos esos músculos, arterias, cerebro y corazón. Algunos le llaman alma. Nunca estuvo mejor empleada la frase: “55 mil almas llenaron el Foro Sol”.

La carne parecía un accesorio que servía para demostrar lo que el espíritu estaba sintiendo. El cuerpo bailaba, reía y lloraba.

Las reseñas no publicadas, aquellas que se dicen de viva voz, hablan de ojito Remi en varias canciones, saltos desesperados a modo de baile y nostalgia por un tiempo que ya se fue.

Fue un momento muy especial para Café Tacvba como grupo, y aunque en lo individual podemos percibir cosas diferentes de esa tocada, estamos de acuerdo con que fue un gran momento en la historia del proyecto que iniciamos hace 20 años ya.

Lo más extraño que me está pasando es observar la reacción de mucha gente que me rodea, que sin haber ido al concierto ni haber comprado o escuchado un disco completo de nuestro grupo en toda su vida, ahora, de la noche a la mañana, nos convertimos en “personas importantes”.

En una ciudad como el Distrito Federal, en donde la gente que no te conoce no te saluda ni con un educado “buenos días”, ver aparecer una cara sonriente que te desea lo mejor es un regalo invaluable.

La gente, de unos días para acá, se muestra sospechosamente amable conmigo.

Digo “sospechosamente” porque, así de paranoico como soy, creo que me van a pedir algo, que me van a tratar de vender un producto u ofrecerme un plan bancario con todo y tarjeta de crédito.

Pero no. La gente se muestra amable porque saben que Café Tacvba cumple 20 años y lo quieren celebrar.

Para que entiendan mi extrañeza tengo que decir que no siempre fue así. La gente que me veía en la calle normalmente me lanzaban una mirada de suspicacia y de pocos amigos.

Los guardias de seguridad, en las tiendas departamentales, me seguían por si se me ocurría robarme algo. No sé qué fachita me veían pero, apenas entraba, se llevaban el walkie talkie a la boca. ¿Tan raro me veo?

Pero ahora todo cambió (al menos por el momento). El lunes pasado, en una tienda departamental, uno de los gerentes se me acercó para hacerme un regalo. Traía en las manos una botella de licor de crema irlandesa, envuelta en papel de regalo.

“Reciba esto por el gran concierto que dieron el sábado pasado. Felices 20 y que cumplan muchos años más”, me dijo muy amablemente el señor. “Gracias” le dije, tomando en mis manos la botella que me regalaba.

“No, gracias a ustedes, por hacer la música que hacen”, me contestó.

Nunca en mi vida me habían hecho un regalo así.

Me sentí como si en el Foro Sol nos hubiéramos graduado de una profesión, cuyos estudios duraran 20 años. Que al recibir el tan ansiado “título”, nos granjeara el respeto y cariño de la gente seria.

Como ven, algunas cosas han cambiado desde el Foro Sol. Que no me sigan los de seguridad en la tienda ya es ganancia. Pero si algún día tocamos en el Estadio Azteca, espero, si no es mucho pedir, que en vez de una botella ahora me regalen una tele de esas planitas.

Me sentí como si en el Foro Sol nos hubiéramos graduado de una profesión, cuyos estudios duraran 20 años.

2 comments:

La que escribió said...
This comment has been removed by the author.
Anonymous said...

ooooseaaaa! llorare! excelente! la veeerdad es que este conciiertooo marco miiiil cooosas! Jack's