por Armando Fuentes Aguirre
Llega el viajero a Sahagún, en España, y visita el Santuario de la Peregrina.
Ahí recuerda sus lecturas del rey sabio, Alfonso Décimo. En la Cantiga número 49 se narra la ocasión en que un grupo de peregrinos que iban a Santiago extraviaron el camino, e iban a perecer, así perdidos. De pronto apareció ante ellos una mujer envuelta en luz que los guió. La iglesia del lugar, construida en estilo gótico-mudéjar, conserva la imagen de la Peregrina, en un lienzo pintado en el siglo XVII.
El viajero contempla esa figura luminosa, y tiene un pensamiento: todo hombre está perdido si no tiene en su vida una mujer -esposa, madre, hermana, hija, compañera- que con su luz lo guíe por el camino de la vida.
Hay en mi vida una. Por ella, sólo por ella, no me he perdido yo.