Estoy leyendo un libro de Jodorowsky, donde pone una especie de cuento-haiku-zen, una locura, como él mismo... son fotos de Jodorowsky pero en letras, y en especial hubo un cuento que me cacheteó, y lo leí y releí, porque en un solo párrafo, en mi opinión, da una cachetada de guante blanco (exige una satisfacción (para los amantes de los Simpson)) a la reencarnación.
En verdad es interesante la visión que logra darle a éste asunto.
El Gran Lama.
Por Alejandro Jodorowsky en el libro El Tesoro de la Sombra.
Me habían cortado en trozos. Los grandes buitres se alimentaban con mi carne. Yo estaba decidido a renacer. Elegí la mujer precisa y me incrusté en sus entrañas. Evidentemente cambié el destino del feto. El espíritu que se preparaba a nacer era más ignorante que yo: no se pudo defender y lo expulsé de la matriz. Lo sentí deshacerse para siempre en la eternidad. Bruscamente recordé los tres mil asesinatos de mis precedentes tres mil reencarnaciones.
Fin.
Este cuento, causa en mí, el efecto que causa un gis cuando rechina en el pizarrón.
Carpe Diem
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